El Plan PIVE 2020 es una de las medidas que se han puesto en marcha desde el Gobierno para reactivar la industria del motor. Este plan, dotado con unos 3.750 millones de euros, tiene pensado destinar 250 millones a la renovación del parque privado.
En él están incluidos todos los coches, tanto los de gasolina como los de diésel, sin olvidar los vehículos comerciales e industriales, para intentar que la renovación del parque automovilístico español sea lo más completa posible. Eso sí, en el caso de los coches nuevos, éstos deben estar catalogados con las etiquetas A o B de eficiencia energética del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía, tener como mínimo la etiqueta C de la DGT y sus emisiones no deben superar los 120 gramos de CO2.
Sin embargo, existe un aspecto importante a tener en cuenta: parte del dinero recibido ha de ser declarado en la declaración de la renta de 2021. Y es que la ayuda se compone de dos partes, una procede del Gobierno y otra viene por parte del propio concesionario. La segunda es un descuento, pero la primera está considerada como una “ganancia patrimonial”, y por tanto se le aplica el IRPF, siendo necesario devolver al Estado entre un 19 y un 48% de la ayuda percibida (dependiendo del escalón salarial de cada persona).
Por tanto, mucho cuidado a la hora de calcular la compra de tu nuevo coche si no quieres llevarte una sorpresa de última hora.
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